Nicolás Steno (1638-1686). Sus aportaciones a la ciencia

 


Se decía que Steno era como el rey Midas: todo lo que tocaba lo transformaba en oro, en el oro del conocimiento. Y de hecho, en todos los sectores disciplinares que enfrentó, dejó una huella perdurable: anatomía, geología, paleontología, cristalografía. Los escritos se destacan claramente de los de sus contemporáneos por claridad, concisión, poder de argumentación, rechazo de vanas especulaciones, reflejo evidente de un pensamiento brillante, con ideas claras y distintas. Por tanto, resumimos, de forma esquemática, algunos de los resultados más significativos.

Incomparable anatomista, era de gran destreza manual y excepcional claridad de exposición: "lo más extraordinario de él es que hace todo de manera tan evidente que uno se ve obligado a convencerse a sí mismo, y es sorprendente que las mismas cosas hayan escapado a todos los anatomistas anteriores". »(Journal des Sçavans, 1665). A los veintidós años descubrió el conducto parotídeo (que toma su nombre de él), y en los siguientes tres años realizó una serie de importantes descubrimientos sobre las glándulas, que definió como una "obra maestra del Creador", lo que hará decir a H. Moe, historiador de la medicina: "revoluciona las ideas de las glándulas y funda su ciencia". Se le atribuye haber distinguido entre glándulas secretoras y glándulas linfáticas y haber dado la interpretación correcta de la función secretora glandular. Corrige la interpretación de Descartes de la formación de lágrimas y explica la continuidad del lagrimeo con respecto al llanto.

Sus aportes son también decisivos sobre el corazón: demuestra que el corazón no es la fuente del calor innato, ni el asiento del alma y del espíritu vital, sino que es un verdadero músculo; proporciona la primera ilustración de la arquitectura muscular de este órgano; fue el primero en describir las malformaciones anatómicas de la tetralogía de Fallot, redescubiertas doscientos años después. El libro De Musculis et Glandulis Observationum Specimen de 1664 se definirá como "aureus libellus" (Haller, 1760), mientras que la obra Elementorum Myologiae Specimen, con el revelador subtítulo: seu musculi descriptio geometrica (1667), se considerará "un punto de inflexión" en la historia de la fisiología muscular ”(E. Bastholm, Historia de la fisiología muscular, Copenhague 1950). De hecho, Steno intenta aplicar las matemáticas a la solución de problemas fisiológicos (concepción biomecánica).

El cerebro, "el órgano principal del alma", es también el tema de su investigación y es el tema central de una famosa conferencia dada en París, publicada bajo el título Discours sul anatomie du cerveau (1669). Definido como "un rayo de luz en la oscuridad" (O. J. Rafaelsen, en Poulsen et al., 1986), este trabajo "es el verdadero punto de partida para los estudios cerebrales modernos" (Darenburg, 1870, en Poulsen et al., P. 27); contiene una lúcida denuncia de la insuficiencia radical de conocimientos e ideas preconcebidas sobre el cerebro y es también un texto fundamental para la metodología del estudio del cerebro y para las primeras descripciones de la anatomía comparada. Él interpreta las circunvoluciones cerebrales como el asiento de funciones superiores, al contrario de Descartes, quien, apegado al esquema interno-externo, vio sólo una especie de embalaje o envoltura. Steno también se ocupa del órgano reproductor femenino. Comparando los órganos sexuales de animales y humanos, descubre que los órganos llamados "testículos muliebres" son ovarios, destinados a producir óvulos, transportados en el útero a lo largo de las trompas uterinas (trompas de Falopio). No faltan otros estudios anatómicos, incluidas las investigaciones sobre la embriología del pollito; estudio de la musculatura de un águila...

El tratado de 1667 Elementorum Myologiae Specimen contiene dos apéndices del género Canis carchariae disactum caput y Dissectus piscis ex canum, donde la disección de la cabeza de un tiburón lo lleva casi insensiblemente a la primera investigación paleontológica y luego geológica. A partir del parecido de los dientes de tiburón actuales con las glosopetrae, objetos duros de forma triangular presentes en ciertos terrenos, en particular en Malta, llega a una interpretación correcta de la naturaleza de los fósiles, los restos de animales marinos que vivieron en épocas anteriores. Ya otros, como Leonardo da Vinci (1452-1519) y Fabio Colonna (1567-1640), se habían expresado en este sentido. El mérito de Steno es haber hecho una clara demostración de ello y, sobre todo, haber sabido captar el significado de su presencia conectándolo con los sedimentos que los incluyen. Por estos trabajos, Steno es considerado el fundador de la paleontología. "Los principios de investigación tan excelentemente establecidos por Steno en 1669 son los que desde entonces, consciente o inconscientemente, han guiado la investigación en paleontología" (T. Huxley, The Rise and Progress of Paleontology, 1881, citado en Poulsen et al., 1986, pág.187).


A partir de los fósiles, Steno pasa a ocuparse del entorno de su descubrimiento, es decir, los sedimentos. Los resultados de sus investigaciones posteriores y las consideraciones que extrae de ellas se encuentran en el Pródromo de 1669. En este breve y revolucionario tratado expone los principios de la geología estratigráfica que siguen vigentes en la actualidad (el principio de superposición de los estratos; de la horizontalidad inicial y la continuidad lateral) y sienta así las bases para la construcción de la escala temporal geológica. En sus observaciones aplica implícitamente el principio del actualismo, formulado más de cien años después por Hutton (1795). Estudia la erosión; trata el problema del origen de las montañas y reconstruye los acontecimientos geológicos de la Toscana. Por estas contribuciones se le considera Geologiae Fundator (tal como está grabado en el monumento frente a la biblioteca de la universidad de Copenhague). De la observación de los cristales de cuarzo y hematita deduce la primera ley de la cristalografía, la constancia de los ángulos diedros, generalizada en 1783 por Romé de l'Isle. Rechaza las explicaciones que se daban de la formación de cristales como extravagantes y demuestra que crecen depositando materia en las caras, demoliendo así la idea generalizada de que se forman como plantas. Propone el correcto mecanismo de crecimiento de las caras cristalinas por capas y observa el carácter anisotrópico del crecimiento. Por eso también se le considera el fundador de la cristalografía. Para Schack A. Krogh, el premio Nobel de Medicina de 1920, el Prodromus y los tratados de 1667 son los ejemplos más bellos de cómo una idea científica se origina y se desarrolla hasta su confirmación a través de pruebas irrefutables. Y el historiador contemporáneo, Gohau (1990), señala: "la geología le debe mucho, aunque tardó mucho en darse cuenta, y su mérito no se acaba".


Este artículo es traducción nuestra de: Nicolás Steno (1638-1686), Francesco ABBONA (2002), "Niels Steensen (1638-1686)" https://disf.org/Niels-Steensen

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