Todos los domingos y festivos

        Salgo el sábado de unos grandes almacenes de hacer una compra y veo este cartel: “Abrimos todos los domingos y festivos”. Me molesta, porque, considero un gran avance social el descanso semanal. Su origen viene de la Biblia (¿hace 4.500 años?) y su objeto es tener tiempo para dar culto a Dios: orar un poco, hacer obras de misericordia y cuidar de la familia, que todo eso es dar culto a Dios. Si uno lee el texto original que inaugura esta costumbre liberadora, se da cuenta de que se tiene muy en cuenta el descanso físico, especialmente de los esclavos, que en aquella época era una realidad social como hoy pueden ser las gafas de aumento, aunque ahora, afortunadamente, nos causa extrañeza, y, además se trataba de un colectivo evidentemente vulnerable. Y también se tiene en cuenta el descanso de los animales, que en aquellos tiempos llevaban buena parte del peso del trabajo. Así que, como se ve, el descanso semanal ha sido un avance social, que se ha extendido a todo el planeta, prácticamente, y que, en mi opinión, estas prácticas de no interrumpir el comercio en un día determinado por consenso general, puede dar lugar a una regresión social.

Recuerdo a un tal J. M. Vianney que decía que nadie se ha hecho rico por trabajar el domingo, y que nadie se ha hecho pobre por dejar de trabajar el domingo.

Está asumido con toda naturalidad que algunos trabajos y servicios son necesarios las 24 horas, y son muchas las personas que en la sanidad, la seguridad, los transportes y los suministros imprescindibles, etc., están funcionando ininterrumpidamente, pero no añadamos una actividad innecesaria, que solo se pude justificar por una avidez que no se para ante la necesaria paz social.

El descanso del comercio es bueno para reducir el estrés de la gente, y para evitar la competencia injusta contra el comercio de proximidad. Diría que el descanso implica sosiego y sostenibilidad.