La Evangelización desde Filipinas
Dentro de pocos meses se cumple el Quinto Centenario del comienzo de la Iglesia en Filipinas, concretamente el 16 de marzo de 2021. Me parece una fecha de gran transcendencia, no solo para los cristianos filipinos, sino para toda la Iglesia.
Para celebrar los 500 años de este hecho, la Iglesia en Filipinas organizó un ciclo de nueve años – del 2013 al 2021 – que culminará en el Año Santo del Aniversario el 2021, y que será para la nación el Año de la Missio ad gentes (envío misionero a las naciones) (1).
La población actual de Filipinas es de 108.259.278 según las últimas estimaciones de las Naciones Unidas. El Anuario Estadístico de la Iglesia Católica registró que hay más de 80 millones de católicos filipinos. El país es el tercero del mundo en población católica (esta estimación no tiene en cuenta el número de católicos en China, ya que la Santa Sede no da una cifra oficial). Cientos de sacerdotes, religiosos y decenas de miles de laicos filipinos son ahora misioneros en todo el mundo (2).
Recordar a los dos primeros mártires filipinos canonizados nos muestra la vocación misionera de esta nación. Lorenzo Ruiz (3), padre de familia, escribano de profesión, sufrió martirio el año 1637 en Nagasaki (Japón) junto con un grupo de misioneros dominicos, durante la persecución del Tokugawa Shogunate. Durante el martirio se le oyó declarar: “Soy católico y acepto de todo corazón morir por Dios; y si tuviera mil vidas, ofrecería por Él las mil”.
El segundo es Pedro Calungsod (4), un joven catequista que sufrió martirio el año 1672, también en una misión “ad gentes” dirigida por jesuitas en la isla de Guam, bajo la persecución de Mata'pang.
Con motivo del Quinto Centenario, decía el Papa Francisco: "Espero que este importante aniversario tenga una fecundidad continua y el potencial para inspirar a una sociedad merecedora de la bondad, la dignidad y las aspiraciones del pueblo filipino" (5).
Además, se le pide a los filipinos que sean conscientes de su misión evangelizadora en el mundo, especialmente a aquellos que tuvieron que partir de casa y se establecieron en otros países, llevando consigo la fe católica (6).
Por lo tanto, el viaje espiritual de nueve años hacia 2021 está llevando a la Iglesia Filipina a asumir -como afirma Dollentas- el compromiso de "compartir con otras (naciones) la Fe que nosotros (el pueblo filipino) hemos recibido tan hermosamente" (7).
Sin embargo, debe subrayarse que este compromiso no es sólo para el clero, sino que incluye a los laicos filipinos, pues también ellos son misioneros. La Organización Internacional del Trabajo estima que diez millones de OFW (trabajadores filipinos en el extranjero) residen lejos de sus seres queridos y están empleados legal o ilegalmente en América del Norte y del Sur, Europa, Medio Oriente, África y Asia.
“Nuestros OFW son los nuevos misioneros de la fe católica”, como decía el difunto cardenal Jaime Sin de Manila. “Son un recuerdo de los misioneros españoles que vinieron trayendo la fe. Ellos, en su simplicidad, de hecho están trayendo su fe con ellos junto con sus talentos y amor por la música que cautivan los corazones y las mentes de sus empleadores no cristianos” (8).
Los OFW han llenado los templos de lo que por un tiempo se podrían calificar como iglesias durmientes de los Estados Unidos, Hong Kong, Kuwait, Italia, España, Austria, Nueva Zelanda, Australia y muchos otros países. De hecho, ahora llenan los bancos que anteriormente ocupaban los fieles de origen irlandés en la Catedral de San Patricio en Nueva York. El anterior arzobispo de Manila, cardenal Tagle, señaló una vez que en Brunei, la mayor parte de los 20.000 cristianos que allí hay son filipinos.
Me parece que el Santo Padre ha querido subrayar esta misión evangelizadora de la Iglesia de Filipinas, al nombrar como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos al anterior arzobispo de Manila, el cardenal Juan Luis Tagle, en diciembre de 2019.
Y para terminar, me viene a la memoria la visita pastoral a Filipinas de san Juan Pablo II en enero de 1995. El Papa participó en la X Jornada Mundial de la Juventud, que reunió a 5 millones de jóvenes, y se considera la reunión de personas más numerosa que haya tenido lugar en la historia de la humanidad hasta esa fecha… La fe de los filipinos es muy grande, y ahora son ellos quienes envían evangelizadores a Europa y al resto del planeta.
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