3 de junio. San Isaac, presbítero, monje y mártir



Isaac pertenecía a una familia ilustre de Córdoba, y recibió una educación completa, que incluía también la lengua y cultura árabe. Por esta razón llegó a ser recaudador de impuestos de la comunidad cristiana de Córdoba, que suponía un puesto en la administración del emirato. Al sentir la llamada de Dios, decidió dejar su profesión y vida ordinaria y retirarse al monasterio de Tábanos, en la sierra al norte de Córdoba, para dedicarse íntegramente a la oración y vida monástica. Este monasterio lo había fundado un tío suyo, llamado Jeremías, hombre venerable y con fama de Santidad.

Allí estuvo durante tres años el joven Isaac, fiel a su vocación y sujeto a la disciplina de la Regla monástica, bajo la obediencia del abad Martín.

Un determinado día, impulsado por una fuerza interior, bajó Isaac desde el monasterio de Tábanos a Córdoba, y fue a la plaza pública en busca del "cadí", y le dijo que deseaba convertirse a su fe si inmediatamente se la explicaba. Con gran entusiasmo el juez le fue explicando cómo el creador del islam era Mahoma, que, en una aparición, recibió la enseñanza del arcángel Gabriel, y recibió la profecía de Dios para enseñarla a las naciones. Mahoma enseñó la Ley de Dios, habló del paraíso y mostró el reino de los cielos lleno de banquetes y delicias de mujeres.

Después de una larga exposición por parte del cadí sobre distintos aspectos de las creencias islámicas, el joven Isaac, que tenía una gran cultura árabe le respondió en esta misma lengua, y le dijo que Mahoma los había engañado, que el islam no es más que un camino de perdición, y le invitaba al cadí a profesar la fe cristiana, donde únicamente en está la verdad plena, y es el camino de salvación, que nos predona que nos libra de la muerte eterna y nos lleva al paraíso.

El cadí le dice a Isaac que es reo de muerte por haber atacado así a Mahoma, pero intenta salvarlo queriendo pensar que está ebrio o loco.

Isaac responde con valentía: "Yo, Juez, no estoy ebrio ni loco, sino que os he expuesto la verdad, y como veo que vivís en la ignorancia, tanto vuestro profeta como vosotros, os he declarado la verdad. Si por ella me viene una muerte violenta, con gusto la aceptaré tranquilo y no apartaré mi cuello del peligro. Porque el Señor ha dicho: 'Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, puesto que de ellos es el reino de los cielos' (Mt 5, 10)".

El cadí envió a Isaac a la cárcel e inmediatamente notificó de su acusación al Emir. El Emir Abderramán II condenó a muerte a Isaac. Fue ejecutado. Su cuerpo fue colgado en un poste boca abajo y colocado, para espectáculo de la ciudad, al otro lado del río, el miércoles 3 de junio de 851. Algunos días después, su cuerpo, junto con los demás, que murieron por imitarle, fue quemado, convertido en ceniza y después sumergido en el río para que desapareciera.

Notas

(1) Cf.CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM "Martyrologium Romanum" (Roma 2001).
(2) SAN EULOGIO, "Memorial de los santos", L. 1 Pref. y L. 2, C. 2

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