22 de octubre. Santas Nunilo y Alodia, vírgenes y mártires.


Las dos hermanas Nunilo y Alodia nacieron en Bosca (Huesca), hijas de madre cristiana y padre musulmán. Muerto el padre, la madre volvió a contraer matrimonio, y confió la educación de las niñas a una hermana suya también cristiana. Conforme las niñas iban creciendo, daban pruebas de una sólida fe cristiana, que profesaban sin ningún miedo al islam dominante. Como su posición social era elevada, no pasaba inadvertida su fe cristiana, y por su calidad personal y sus buenas obras, la fama de santidad se extendía por la ciudad. Siendo ya adolescentes, su padrastro, también musulmán, pretende atraerlas al islam presionándolas mediante el temor a los jueces, y por esta razón las acusa ante la justicia, pues al ser muladíes, es decir, hijas de padre musulmán, no tenían derecho a profesar su fe cristiana. El juez les ordena que se presenten inmediatamente ante él; intenta convencerlas ofreciéndoles riquezas y matrimonios con jóvenes muy ilustres. Si apartan su espíritu de la religión de Cristo serían devueltas a su familia y además se enriquecerían con la afluencia de muchas fortunas; pero si despreciaran insensatamente el consejo del juez se les condenaría el último día al sufrimiento de los tormentos y finalmente morirían bajo la espada vengadora. Las santas vírgenes, animadas por el Espíritu Santo, firmes y valientes, le dijeron al juez: "¿Cómo, juez, nos ordenas apartarnos de la piedad de Dios a nosotras, a quienes la divina piedad nos ha iluminado con su luz y nos ha hecho saber que nada hay más rico que Cristo, nada más feliz que la fe cristiana, por la que viven los justos, por la que los santos vencieron a los reinos?. Sin Él no hay vida alguna, sin Él reina la muerte eterna; permanecer en Él es el consuelo verdadero; apartarse de Él es la perdición eterna; de su compañía ya no nos separaremos de ninguna manera en esta vida, puesto que, confiándole nuestra virginidad, esperamos ser admitidas alguna vez en su lecho. En efecto, consideramos en nada los beneficios de los bienes perecederos con los que tú crees seducirnos, y los despreciamos ante la consideración de que sabemos que todo es vano bajo el sol. Y no nos turba la amenaza de los castigos, que sabemos que tiene poco valor, es más, incluso la propia muerte que nos propones como el terror último, la anhelamos con más grato deseo porque creemos que a través de ella subimos sin vacilaciones al cielo, nos acercamos a Cristo y nos unimos a sus abrazos de modo inquebrantable". Cuando el juez comprobó la firmeza de su fe y la convicción de su confesión, las confía a unas mujeres versadas en el islam, a fin de que las instruyeran por separado, y les advierte, infundiéndoles temor, que no se apoyen con conversaciones entre ellas o con cualquier otro cristiano. Cuando las encargadas de adoctrinar a las santas, refieren al juez la firmeza que estas tienen en sus convicciones, el juez decide ejecutarlas. Sacan a Nunilo y Alodia a la plaza, las colocan para espectáculo público y, tras confesar a Cristo y maldecir al enemigo de la fe, cayeron bajo el golpe de la espada el 22 de octubre de 851.

BIBLIIOGRAFÍA


CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM "Martyrologium Romanum" (Roma 2001).
Cf. SAN EULOGIO, "Memorial de los santos" Lib. II, cap. 7.
ALDANA GARCÍA, María Jesús, “Obras completas de san Eulogio. Introducción, traducción y notas” (Universidad de Córdoba 1998).

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